En Midsummer, el Sol, está en todo su esplendor, marcando el apogeo de la energía solar y el día más largo del año. Esto ocurre alrededor del 21 de diciembre en el hemisferio sur.
Al igual que el solsticio de invierno, que es la noche más larga y lleva en sí misma la promesa de la luz, el solsticio de verano trae la promesa de la oscuridad, ya que, por más que todavía haya abundante luz en esta época del año, ésta comienza a declinar lentamente y la duración de las noches empieza a aumentar. Recordemos que estamos en la mitad del verano (Midsummer) y no en el comienzo como marcan los calendarios actuales.
En este Sabbat, los dioses alcanzan su plenitud. El Dios es visto como el Rey Sol, Señor de la luz, mientras que la Diosa es la Gran Madre, la Señora de la fertilidad y la abundancia por venir. En esta época el amor es consumado y brilla sobre cada uno de nosotros, la energía vital de la
naturaleza abunda.
Los frutos de la unión sagrada de los dioses comienzan a observarse y se manifiestan en el crecimiento de los cultivos, que pronto estarán maduros y listos para la cosecha.
Desde la perspectiva de la brujeria sajona, los duendes o los espíritus de la naturaleza (Wight) son más activos y accesibles en esta época del año. Y esto tiene lógica ya que la Diosa Freo (Freya) y su hermano Ingvi Frea (Freyr) son soberanos de los elfos, por eso los habitantes del reino de la luz estan más disponibles en el momento en que nuestro mundo se baña de luz.
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